Sunday, January 22, 2006

¡¡¡Invasión!!!

Seguramente recordarán a aquella gata inspiradora del salto más alto que Elgato hizo en su corta vida. Bien, pues no contenta con causar un trauma mayor que el felino darketo no ha podido superar, esta gata ha decidido dar la cara y retar a los habitantes de esta casa. Aún no sé si pretende establecer acuerdos para obtener alimento o si su idea es venir a regar feromonas felinas, incitando al joven minino con sus argucias de gata experimentada al más puro estilo de Irma Serrano. No lo sé, pero me inclino más a lo segundo, que alimento no le ha de faltar pudiendo acceder a tanto patio.

El punto es que el día de ayer, un tranquilo y tibio sábado, alrededor de las diez de la mañana Elgato estaba inquieto observando atentamente hacia el Patio Trasero. Al abrirle la puerta me encontré con que sobre la pequeña barda se encontraba la gata inspiradora, pero a diferencia de otras veces al verme no corrió hacia las seguras azoteas, sino que me miró con cara de "Ah sí, eres tú. ¿Qué onda?"



Decidí que el Lord del Patio Trasero debería decidir si la osada era expulsada de sus terrenos o, por el contrario, la recibiría como una invitada. Sin embargo, ante la escasa experiencia social de Elgato con los de su especie, éste se limitó a observar con atención los pasos que con gracioso andar daba la felina entre las tinas y otros objetos que abundan en este terreno. Finalmente, cuando la gata se sentó junto al jardín como si esperase algo, nuestro malísimo anfitrión se acercó a presentarse. He aquí el grato momento:

Disculpen ustedes la la calidad de la foto pero mi pulso nunca ha sido mi aliado en nada en lo que se le requiera.

A pesar de las buenas intenciones de Elgato, algo no debió parecerle a la intrusa, quien lanzó dos rápidos zarpazos al confundido anfitrión quien tardó en regresar la ofensa, y además, falló. Ante tal ofensa, yo como miembro de la guardia real del ofendido Lord tuve que hacer uso del agua para expulsar a la agresora. Sintiéndose apoyado, el gato emprendió la persecución haciendo riudos extraños. Demasiado tarde, la intrusa ya estaba en las azoteas, pero antes de irse dejó su amenaza, cual buen villano jolibudense:

"¡Volveré!"

Fin.

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