Sunday, February 05, 2006

Y colorín colorado...

Bien, una vez que Elgato ha superado sus traumas, se ha hecho un vago pendenciero como cualquier felino está destinado a ser, y dado que todas sus gatoaventuras le ocurren en las azoteas vecinas llegando al hogar paterno solo a dormir en blandito o a comer, este blog a perdido su razón de ser.

Estuvo bien para hacer mi pininos. Ahora abro un nuevo espacio en Soy yo, Nepita donde nuestro peludo adolescente podrá aparecer esporádicamente, pero que tratará principalmente de cualquier otra loquera que pase por mi cabeza. Visítenme, ¿de acuerdo?

Au revoir!

Sunday, January 29, 2006

De cómo la razón complica las cosas

Las grandes complejidades psicológicas surgieron simultáneamente con la razón, la cual se presume exclusivamente humana. Me explico. Habiendo el oscuro felino fallado desastrozamente en su primer intento por subir la barda y evitando cualquier intento posterior, cualquier espectador reconocería la presencia de un trauma. Queriendo inducir a la mascota a conocer otros territorios para combatir el hastío del encierro, un buen día fue llevada al lote de enfrente para que paseara al aire libre, cazara chochos y algún ratoncillo (que con sus vacunas en regla y su próxima terapia desparasitante no había de qué preocuparse). Pero todo se vería fustrado al presentarse un curioso ejemplar canino, frecuente paseante de esta calle y que más que atacar parecía querer conocer al nuevo vecino. Las consecuencias fueron obvias, Elgato trepo por mi pierna hasta llegar al hombro, encajó su uñas, se erizaba como nunca lo había hecho y lanzaba un silbido mas propio de un reptil rastrero que de un mamífero maullador.

Cuando el canino se marchó (gracias a la oportuna intervención de un amable vecino) Elgato quedo erizado sobre el pasto totalmente inmovil, nada ni nadie se le podía acercar sin que lanzara un gruñido bastante amenazador. Poco a poco se animó a dar los primeros pasos que lo encaminaron finalmente a la puerta de su casa. Cuando más tarde abrí la puerta de la calle estando Elgato en la cochera, noté cómo en lugar de husmear lo puediera entrar o salir se escondía atrás de una maceta. Otro trauma, pensé.

Ahora sí que sentía compasión por este animal. Su vida futura estaba destinada a transcurrir entre la purta del frente y la barda del fondo, sin más emoción que trapar sillones, morder peluches y perseguir taparroscas (que las pelotas nunca le animaron tanto). Sin embargo, hace dos días cuando llegué, no lo encontré y al preguntar por él me dieron la noticia de que llevaba toda la mañana trepado en la azotea. Así, sin más ni más, se llenó de valor y logró trepar. Ahora sube y baja cuanteas veces le place, sin el menor problema. Además, ayer en la noche, al abrir la puerta de la cohera salió disparado a conocer la calle, se perdió un rato y volvió cuando le pareció, sin pelos erizados ni el menor signo de angustia.

Los animales pues, no razonan. Sólo sienten y recuerdan lo inmediato. Dícese que su memoria a largo plazo no es muy buena. Los estímulos repetidos son lo que conservan, de otro modo los eventos desaparecen en el olvido sin mayor proceso. Eso se dice. Si esto escierto, esto explicaría por qué Chispa, una noble perrita, puede seguir su feliz vida sin necesidad de terapia alguna despues de que un día andaba con las tripas de fuera por no entender que no se tenía que tocar las puntadas que quedaron de su castración, y que fue llevada de urgencia a que le pusieran los intestinos en su lugar y le volvieran a coser.

Mientras entre los humanos son comunes las historias en las que dejan de manejar porque chocaron, que dejan de estudiar porque una vez no pudieron, que padecen insomnio un año porque algo que pasó hace tanto no los deja dormir. En lugar de mejorar, rendirse; en lugar de levantarse, quedarse tirado. Pensar y pensar en consecuencias, en todo lo que puede salir mal otra vez, en las 1000 000 de cosas que no se pueden controlar y que pueden hacer que vuelvas a caer.

A veces no hay que pensar tanto. Marea.

Ya llegó Elgato, está rascando la puerta. ¡Ya voy!

Sunday, January 22, 2006

¡¡¡Invasión!!!

Seguramente recordarán a aquella gata inspiradora del salto más alto que Elgato hizo en su corta vida. Bien, pues no contenta con causar un trauma mayor que el felino darketo no ha podido superar, esta gata ha decidido dar la cara y retar a los habitantes de esta casa. Aún no sé si pretende establecer acuerdos para obtener alimento o si su idea es venir a regar feromonas felinas, incitando al joven minino con sus argucias de gata experimentada al más puro estilo de Irma Serrano. No lo sé, pero me inclino más a lo segundo, que alimento no le ha de faltar pudiendo acceder a tanto patio.

El punto es que el día de ayer, un tranquilo y tibio sábado, alrededor de las diez de la mañana Elgato estaba inquieto observando atentamente hacia el Patio Trasero. Al abrirle la puerta me encontré con que sobre la pequeña barda se encontraba la gata inspiradora, pero a diferencia de otras veces al verme no corrió hacia las seguras azoteas, sino que me miró con cara de "Ah sí, eres tú. ¿Qué onda?"



Decidí que el Lord del Patio Trasero debería decidir si la osada era expulsada de sus terrenos o, por el contrario, la recibiría como una invitada. Sin embargo, ante la escasa experiencia social de Elgato con los de su especie, éste se limitó a observar con atención los pasos que con gracioso andar daba la felina entre las tinas y otros objetos que abundan en este terreno. Finalmente, cuando la gata se sentó junto al jardín como si esperase algo, nuestro malísimo anfitrión se acercó a presentarse. He aquí el grato momento:

Disculpen ustedes la la calidad de la foto pero mi pulso nunca ha sido mi aliado en nada en lo que se le requiera.

A pesar de las buenas intenciones de Elgato, algo no debió parecerle a la intrusa, quien lanzó dos rápidos zarpazos al confundido anfitrión quien tardó en regresar la ofensa, y además, falló. Ante tal ofensa, yo como miembro de la guardia real del ofendido Lord tuve que hacer uso del agua para expulsar a la agresora. Sintiéndose apoyado, el gato emprendió la persecución haciendo riudos extraños. Demasiado tarde, la intrusa ya estaba en las azoteas, pero antes de irse dejó su amenaza, cual buen villano jolibudense:

"¡Volveré!"

Fin.

Friday, January 20, 2006

Cómo crecen!!!

Es un hecho: el felino mas oscuro de la cuadra ha dejado de ser bebé gato y niño gato. Ahora es un floreciente adolescente gato. Había decidido acortar el nombre de esta etapa del gatúbelo y tal vez usar alguna contracción con palabras del inglés (muy innovador ¬¬). Pero ante la insoportable originalidad de nombres como Gatoteen o teencat (que bien se podría escribir como Tin.Kt) decidí volverlo a dejar sin nombre. Después de todo, ya me acostumbré a llamarlo simplemente gato. Hasta me gustó para volverlo un nombre propio con el pase mágico de presionar Bloq Mayús y que lo que antes no era nada, ahora quede como un apelativo oficial: Elgato.

Una vez hecho el registro correspondiente, procederé a contar mi triste historia. Alguna vez, hace unas semanas decidí de que era tiempo de que Gato conociera los terrenos más allá de sus dominios y lo saqué a que anduviera por el lote de enfrente. Tal vez él no coincidió conmigo puesto que se limitó a acicalarce en la banqueta, justo donde lo dejé y después volteó a verme con una cara de "¿Esto qué? ¿Porqué estoy aquí? ¿Cuándo me llevas a mi patio?" ¡Cuanto pueden decir unos ojos verdes en fondo negro!

Ante tal indiferencia por el entorno, nunca más lo volví a sacar. Pero el tiempo no pasa en vano. Ayer, cuando despedía a la parte de mí que no está conmigo en la puerta de mi casa, a la luz de la luna, Elgato se escabulló hacia el exterior y en la banqueta se esforzaba por compreder los ruidos de alrededor: Niños jungando (que en mi casa ya no hay), ladridos de varios perros (que no sé si su instinto los reconocería) y otras muchas y variadas cosas. Autos no, porque la penúltima calle de la última colonia de este lado del libramiento es poco concurrida por estos móviles. Por unos minutos pensé que volvería a casa solo, pero como la curiosidad impulsó al gato a fugarse de sus casa (es un dicho nuevo), éste comenzó mas bien a alejarse hasta estar a punto de cruzar la calle.

Bien, pues a diferencia de otros días, yo no estaba de humor para andarlo persiguiendo hasta que se le hinchara la gana regresar y como no cabe por debajo de la puerta, si me metía si iba a quedar en la calle, cosa que no sería negable de no ser porque los niños habían sacado también a sus perros para jugar. No fuera a ser que Elgato acabara siendo su juguete (de los perros, no de los niños que eso no tiene problema).

Ante semejantes ideas, la sobreprotectora escritora de este blog tomó al gato y lo metió a casa antes de que otra cosa pasara. Y entonces sucedió: El negro candidato a vagabundo me maulló con un tono de frustación y coraje mientras se retorcía entre mis sobreprotectoras manos. Que tal, unas cuantas semanas y este minino ya hizo su primer berrinche adolescente porque no lo dejé salir de noche. ¡Ah! No hay día que no llegue.

Descansen.

Tuesday, January 17, 2006

Mundo Alterno II: Fiestas Mexicanas

El gato no ha hecho nada nuevo. Va para ser un gato gordo y panzón. Ya qué. Que su padre se ocupe de él que para eso está.

Los humanos, en cambio, dan mucho de que hablar, especialmente si de celebrar se trata. Resulta que el pasado sábado, no era la única que tenía algo que celebrar. Todo el pueblo de Tingambato estaba volcado en su templo principal en la misa en honor a su patrono, que no es otro que el Santo Cristo. Es una de las fiestas más importantes de aquí. Ya se imaginan: las calles principales decoradas con papel picado (que ya no es papel, sino plástico, pero sigue siendo picado), el temp
lo a reventar de gente y la calle de enfrente con su tianguis-feria compuesto de puestitos que ofrecen corundas, enchiladas, chucherías, tiro al blanco (con rifle o dardos). Luego están los juegos: carritos chocones, rueda de la fortuna, la nave vikinga (que puede estar presente en su forma más endemoniada, que da la vuelta completa mientras sientes que el churipo vuelve sobre sus pasos en tu aparato digestivo) y muchos otros clásicos de estas fiestas.

Pero como lo religioso no existiría sin la necesaria refer
encia de lo pagano, justo al lado del templo, en la plaza civil (que por ser civil es más terrenal) se reunían algunos parroquianos para hacer honores al festejado con un poco más de familiaridad, como lo harían con el compadre al que más se le tiene afecto, es decir con un cartón de cervezas, o varios SIX, que fue lo que el H. Ayuntamiento dio permiso de vender, incluso afuera de la presidencia. Claro que el cuarteto de músicos (acordeón, guitarra,violín y tololoche) no podían fallar a tan concurrida audiencia.



Pero no todo en este sitio es vendimia, chela y música agropecuaria, como la llamara otro habitante de esta casa. Tingambato tiene una banda muy buena que ha compartido escenario en varias ocasiones con la sinfónica del estado y se hizo presente en la fiesta tocando música tradicional michoacana (No, no son narcocorridos). Vieran que bonito tocan. Pero de eso no tengo foto...

PD. Churipo es un caldo picosito de carne de res que está...tsssss.... buenísimo.

Monday, January 16, 2006

Mundo Alterno I: ¡Visita Tingambato!

Muy bien, dejemos en paz al gato. Démosle tiempo de hacer nuevas gracias para crear nuevas historias. Ahora hablemos un poco del mundo de los humanos.

Bien pues esta es la historia. El viernes pasado, un día de mal agüero pues era viernes 13, dejé de ser pasante. Si no fuera por la tibia cobija de la universidad en la que estudié y en la que ahora desempeño un bonito trabajo provisional, ahora sería parte del millón y cacho de desocupados que andan por ahí viendo si ponen o no un changarro, no más que no sea ambulante ni venda piratería o cositas chinas de 5 pesos o menos, porque ese no es un changarro de los que Fox quería que pusieran, aunque no lo haya aclarado a tiempo. Pero bueno, de desempleos y empleos que no parecen tales hablaremos otro día. El punto es que me titulé el viernes 13 y, esperando que la particular fecha no influya en mi futuro profesional, decidí pachangueármela agusto el fin.

Además del atracón de huchepos, corundas, y otras especialidades del estado, así como de las X cubetas de cerveza Indígena (para no caer en comerciales) que fluyeron por la noche, decidimos con un pequeño grupo de exploradores noexpertosenlamateria descubrir las poco conocidas ruinas de Tingambato. "¿Y dónde están?" preguntaron curiosos, "En Tingambato" contesté yo con la seguridad de quien es poseedor de la verdad más pura. Ante el asombro de quienes no podían comprender la más simple de las respuestas tuve que hacer gala de mis conocimientos de geografía regional y explicar: "Tingambato es un pueblito que está media hora antes de llegar a Uruapan por la carretera libre"(nota: el punto de partida es Morelia).

Una vez aclarado lo más elemental, los desvelados exploradores partimos a las 10:30 de la madrugada del sábado 14 y llegamos al destino, con una ligera sensación de vértigo causada por media hora de curvas y la salvaje combinación de aromas a diesel y desodorante de vainilla que suele caracterizar al transporte de 2a (que el ETN no se para en Tingambato, por supuesto).

Tingambato se encuentra a borde de carretera, pero para llegar a las ruinas se tiene que atravesar el pueblo. ¿En combi?, comento una exploradora bastante afectada por la desvelada anterior. A pie, sentencié yo con maléfica sonrisa. Claro, el recorrido no duró ni 15 minutos.

Para todos aquellos que han visitado Teotihuacán encontrarán en Tingamabato una representación en pequeño (no corregida y reducida) de este sitio. A pesar de lo poco espectacular que suena esta referencia, creo que es un lugar muy bonito, la vista desde la pirámide, que han decidido llamar "de la Luna", es hermosa. Las incontables huertas de aguacate alrededor dan un toque que hace que el sitio valga la pena.

Para aquellos habitantes del DF y sus alrededores que alguna vez se preguntaron a donde fueron a dar los teotihuacanos, aquí hay una pista de su trayecto, pues dicen los que dicen que saben que estas ruinas se construyeron a la caída de la gran Teotihuacán. Pero estos tipos eran de verdad escurridizos, y después de un incendio desaparecieron de Tingambato sin haber conocido nunca a los purépechas que luego habitarían la región. Ah, qué tipos.


Finalmente, haciendole un comercial gratis al INAH, los invito a que pasen a las ruinas de Tingambato un día que vengan de turistas a Michoacán. Queda cerquita de Morelia, Pátzcuaro y Uruapan. ¡Qué paquetote! Ya.








A poco no está bonito.

Tuesday, January 10, 2006

La barda y el tonto

Los gatos en general tienen fama de ser animales listos. He visto gatos de menos de seis meses trepar a bardas de metro y medio de altura con una gracia que ya la quisiera yo nada más para caminar. Bien, pues no es el caso de nuestro gato. No, no, no. Este gato es un gato tonto. No por eso lo quiero menos, que quede bien claro.

Nuestro negro amigo (que no por negro es afroamericano, aunque reviente de coraje por el término el reverendo Jackson), nuestro muy negro amigo, decía yo, tiene ya los seis meses cumplidos y no hay manera de que pueda trepar la barda de exactamente metro y medio que está en el patio trasero de mi casa. Lo intentó una vez con pésimos resultados y el pobre no ha querido hacerlo otra vez.

Su único intento fue tan caricaturesco, que merece de especial atención en este espacio, que al fin y al cabo para eso es. He aquí que en el barrio habita una pandilla de gatos, cuya complexión denota que de callejeros solo tienen el gusto, pues se ven bastante bien alimentados. Estos gatos (y gatas, para beneplácito de quienes buscan en todo lugar la equidad de género) andan campantes por las azoteas y las bardas divisorias de mi manzana. Bajan a los patios solamente cuando la tripa le exige un buen pedazo de pescado o de carne que esos humanos, delicados y desperdiciados como son, decidieron no aprobar para su consumo y mandaron al basurero.

Esta pandilla seguía arrasando con mis indefensas bolsas de basura a pesar de que ya existía un legítimo dueño y señor de semejantes bienes, que no es otro que nuestro protagonista. Esto se explica por el lógico hecho de que nosotros no íbamos a permitir que el nuevo Lord del Patio Trasero en su etapa de bebé gato soportara las inclemencias del clima, de modo que no piso tal patio en sus primeros meses. Si lo hizo alguna vez fue bajo estricta vigilancia para evitarle cualquier percance.

Conforme fue creciendo, este minino pudo tomar posesión pudo tomar posesión de sus dominios, a pesar de los reclamos de nuestra madre que se sentía ultrajada al ser despojada de lo fuera su jardín. Resultó entonces que un día mientras salía tranquilamente a tomar el sol y a descuartizar plantas notó como una gata vecina (que hasta donde sé solo las gatas son tricolores, y este ejemplar lo era) husmeaba en su basurero. Asomé casualmente mi cabezota por la ventana y lagata al notarme pegó carrera a las seguras alturas en sólo dos brincos.

El gato, entusiasmado ante tal agilidad y gracia, corrió hacia la barda y de primera intención pegó el salto más alto que hubiera podido dar en lo que llevaba de vida. Al verlo sentí emoción y tristeza."Está creciendo, se nos va" pensé con un aire de nostalgia. Pero no; faltaba mucho para que empezaran las parrandas de este negro. El brinco resultó corto y quedó estampado con las patas extendidas a media pared. Soltó un lastímero miau, cargado de angustia y resignación (o al menos así me pareció) y se dejó caer al pasto que lo esperaba un metro abajo.

Después de buscar a la gata inspiradora en lo alto y encontrarla en la esquina de una azotea vecina desde donde observaba aquella conmovedora escena, nuestro no héroe se limitó a maullarle, no sé si como justificación o reclamo. El caso es que ella, haciendo alarde de su experiencia soltó un único miau como respuesta, dio media vuelta y se fue.

Ja, ja, ja... era todo lo que salíade mi boca. Después de un rato de buen reir tome al gato, lo acaricié y lo metí a casa. Será otro día. Pobre gato.